La labor docente implica sembrar esperanzas para las nuevas generaciones, las que muchas veces se sienten obligadas o empujadas por una parte a formarse y adquirir herramientas, conocimientos y también a forjar sus propios valores y principios, que les permitan constituirse en seres socialmente activos y ser un aporte real para la sociedad. Es decir, una labor que implica ayudar a otros convertirse en personas adultas que contribuyan a mejorar la vida, en un contexto y procesos de cambios agitados y acelerados que vive la organización social chilena actual, en un entorno internacional globalizado, multicultural y muy tecnologizado. Es a partir de la comprensión de este contexto, que se debe conocer, analizar y comprender el fenómeno del Burnout, como también pensar en la salud emocional de los profesores como un eje que articula la calidad de su trabajo académico.