El síndrome metabólico incrementa, a la par con la obesidad su prevalencia, estando presentes sus factores de riesgo desde la infancia y manteniéndose hasta la adultez, como se demuestra en este trabajo. Sin embargo, en el primer nivel de atención, el médico familiar, como primer contacto con el paciente portador de estos factores de riesgo, requiere criterios que le ayuden, con el uso de las herramientas a su alcance en la detección, diagnóstico y tratamiento. La implementación de estrategias enfocadas a la modificación de los estilos de vida, así como educación del paciente sobre sus enfermedades, han demostrado resultados favorables en el control de los componentes del SM. Acciones que, de acuerdo a la etapa del individuo, pueden estar dirigidas a la familia o a grupos de portadores del síndrome.