¿La información vale una vida? El nihilismo se está convirtiendo en un momento del presente y el pesimismo en el pan de cada día de los "fouille-merdes". Pegados al juego de la imagen y en busca de sentido, estamos abominablemente "telepresentes" en el mundo. Sin embargo, la eficacia de la comunicación no siempre es compatible con el pensamiento y la meditación. En el mundo altamente competitivo de la comunicación, que no debe confundirse con el mundo de la información, nunca se pone en duda el valor del contenido. El sistema de interpretación está sometido a las leyes del mercado, que deciden el significado de todo en función de su valor de cambio. La filosofía, en cambio, no se basa en absoluto en el mismo tipo de intercambio ni en el mismo sistema de interpretación. Apenas transmite mensajes, sino que busca validar ideas y forjar conceptos que le permitan interpretar el mundo, si no transformarlo. ¿Es el periódico la figura del presente y su lectura "la oración matutina del hombre moderno"? ¿Cómo podemos conciliar la necesidad de hechos con la constelación de ideas? ¿Puede el "reportero de las ideas" ayudarnos a pensar de pie?
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