Los centros comerciales, tanto en México como en otros países, surgen en primera instancia como una manera innovadora de realizar compras de diversas índoles en distintas tiendas dentro de un mismo espacio. De este modo, podemos observar cómo es que la primera intención de los mismos radica en un carácter económico utilitario o funcional (Iso Tinoco, 2009). Dentro de este margen, el carácter utilitario central que estos lugares presentaban podía compararse con la función ejercida por los centros urbanos de las capitales en materia de comercio minoritario, es decir, de la misma manera que algunas personas recurrían al centro de la ciudad para realizar sus compras, otras preferían hacerlo en estos nuevos centros comerciales concentrados.