La familia cumple un rol importante como agente de socialización primario permitiendo al niño tener una mejor adaptación a su entorno social. En la actualidad, los padres se incorporan a actividades laborales que requieren mayor tiempo fuera del hogar; por esta razón, se da el incumplimiento parcial o total del rol parental, impidiendo a los hijos adquirir habilidades que posibiliten un funcionamiento saludable en la vida social (Cárdenas, 2013). El ambiente familiar en el que se desarrolla un individuo ejerce influencia en los cambios adaptativos en su conducta. Por ello el hogar en el que se vivencian relaciones caracterizadas por el respeto, honradez responsabilidad, obediencia, amor; permitirá desarrollar control de impulsos y dominio propio (Alvarado y Cruz, 2004). Los cambios que se manifiestan en la estructura dinámica de una familia, pueden tener un efecto en la educación y desarrollo socioafectivo de sus miembros, en especial de los hijos, Cuervo (2010).