El cultivo de células tuvo su origen en el siglo XIX. Rechlinhausen en 1866, mantuvo vivas células sanguíneas de anfibio, pero fue la utilización de bloques de agar con plasma coagulado (soporte y alimento) el inicio del cultivo de células in vitro (Bartell and Klein, 1965). El desarrollo del cultivo de células de vertebrados se inició con las observaciones de Roux (1885) en cultivos de células de embrión de pollo; posteriormente Harrison (1907) cultivó tejido nervioso de rana, este fue el primer intento exitoso de un cultivo de células vivas de vertebrados fuera del cuerpo para la diferenciación de las neuronas. Para esto Harrison quitaba un pequeño fragmento de tejido del tubo neural (cordón precordial) de un embrión temprano de anfibio y lo cultivaba en una gota de linfa, rica en nutrientes. La gota se invertía sobre un portaobjetos excavado y se seguía el comportamiento del tejido durante los siguientes días. El encontró que en estas condiciones, las células no sólo permanecían vivas, sino que se diferenciaban en neuronas cuyos axones crecían hacia el medio de cultivo, esto es, hacia el líquido de la linfa. En el presente libro se desarrolla el tema.