Determinar el valor nutricional de los alimentos ha sido el objetivo de varios estudios con animales. Sin embargo, la evaluación de estos alimentos es un reto para los nutricionistas. En este contexto, el estudio de la digestibilidad, el consumo y la producción fecal es esencial a la hora de formular dietas para animales. La determinación directa de la producción fecal, conocida como recogida total de heces in vivo, es un proceso costoso, que requiere el control de la ingesta y la excreción diarias, la adaptación de los animales a jaulas o establos, o a bolsas de recogida en animales en pastoreo, lo que puede resultar inviable en algunas situaciones. Aunque los procedimientos in vivo tienen sus limitaciones en algunos casos, siguen siendo la referencia tanto para la evaluación de alimentos como para la validación de métodos de determinación alternativos. Para desarrollar alternativas que permitan estimar la producción fecal, la digestibilidad y el consumo indirecto, se han propuesto técnicas indicadoras, que son monitores químicos según Owens y Hanson (1992) para la determinación cuantitativa y cualitativa de fenómenos fisiológicos y nutricionales.
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