La historia, para quienes su sentido estaba comprometido con la salvación, no era la efímera grandeza de los imperios, de los reyes, de sus príncipes, de sus cortes, de los Estados. La historia era el procursus de la salvación o la condena en un futuro escatológico. En este horizonte de expectativas y de realizaciones, el indio y el indígena ingresaron a la historia de salvación, sin saberlo siquiera, fueron integrados a este conjunto de subespecies del Hombre categorial, del Ser completo de razón. Esta inscripción forzada a un mundo de la vida, que imaginar ellos nunca pudieron, fue hecha a través de la renovación y empleo de lo que he dado en llamar las tecnologías de dominación, de subordinación y de composición de la identidad indígena". Las tecnologías de dominación empleadas por los ibéricos y sus descendientes, han hecho de Hispanoamérica el lugar de concreción de un horizonte de mundo en el que muchos de sus seres humanos no se caracterizan por su igualdad ante la ley sino por gradaciones ideológicas e interpretativas derivadas de las hegemonías políticas, jurídicas, religiosas y culturales que se impusieron a lo largo de más de trescientos años de dominio.