La prohibición del uso de teléfonos móviles en el aula supone una transgresión de la norma, ya que este dispositivo se inserta de hecho en la vida cotidiana de los alumnos. Con los avances tecnológicos y la mejora de los equipos de comunicación e informática, la gran mayoría de los colegios públicos tienen hoy la posibilidad de disponer de wifi para que los alumnos utilicen internet en el aula y en otras dependencias del centro. Este crecimiento parece ser ignorado por la educación escolar, manteniéndose las administraciones públicas al margen de esta nueva realidad y reafirmando la prohibición del uso de las tecnologías móviles en el aula. Al mismo tiempo, no existe ninguna preocupación por formar a los profesores para esta tarea. ¿Es posible transformar la transgresión en fructificación, aumentando la motivación de los alumnos e impulsando el proceso de aprendizaje?
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