El ictus isquémico es una enfermedad que provoca una importante morbilidad y mortalidad en todo el mundo. Aunque se han producido varios avances en la modelización experimental y los tratamientos prospectivos, la investigación ha dejado mucho que desear cuando se trata de comprender los mecanismos y factores que entran en juego cuando se produce un ictus. El ictus se ha convertido en un problema grave en Estados Unidos, ya que más de 795.000 personas sufren un ictus cada año. Alrededor de 610.000 de ellos son accidentes cerebrovasculares por primera vez, mientras que 185.000 se producen en pacientes que ya han sufrido un accidente cerebrovascular. El ictus también es responsable de unas 140.000 muertes al año en EE.UU., lo que supone una de cada veinte muertes en el país. Esto lo convierte en la quinta causa de muerte en Estados Unidos. Si se tiene en cuenta el coste de los servicios sanitarios, los medicamentos y los días de trabajo perdidos, el coste total anual del ictus en Estados Unidos es de unos 34.000 millones de dólares. También es la principal causa de discapacidad a largo plazo en Estados Unidos.
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