En esta obra son denunciadas las imprecisiones terminológicas y los rasgos negativos del ágape griego y la caritas latina, antecedentes conceptuales de la caridad cristiana. Después aparecen las ideas de los filósofos de inspiración cristiana que han hablado a favor de la caridad, aunque sin dejar de revelar -en algunos casos- un sentido crítico (san Agustín, santo Tomás, Vives, Spinoza, Pascal, Kierkegaard, Teilhard de Chardin, Antonio Caso, etc.), pero sobre todo, el autor se afilia a aquellos otros pensadores que han hecho una crítica a la religión y a la caridad cristianas (Voltaire, Marx, Nietzsche, Freud, Sartre, Lipovetsky, Savater, etc.). En el último capítulo aparecen sus críticas a la noción de caridad cristiana, considerando que han sido más las desventajas que ha generado (mendicidad, pereza, desigualdad, dependencia, etc.) que sus posibles ventajas. La asistencia al pobre necesitado no habrá de darse a condición de llevar una vida cristiana. Concluye finalmente, por los análisis realizados, que la caridad cristiana no puede seguir siendo estimada como parte de los fundamentos morales de una sociedad contemporánea que pueda estimarse como justa, libre y humana.