Las instituciones educativas constituyen ámbitos específicos de co-gestión de los procesos formativos orientados a la investigación, que afrontan nuevas demandas provenientes de la compleja sociedad del conocimiento. En este contexto, las Instituciones de Educación Superior (IES) en general y especialmente las universidades públicas, requieren revisar profundamente sus notas de identidad, sus modelos de formación y sus prácticas de aula para atender al cambio. La co-formación como perspectiva integradora resulta una línea interesante y valiosa para redefinir la formación permanente del docente como función asociada a la apropiación y construcción de un conocimiento colectivo que responda a intereses comunes. En este sentido, formarse como investigador desde lo colectivo significa aprender a aceptar y valorar las contribuciones del otro, además de adentrase a un proceso de cuestionamiento colectivo en el cual la acciones se tiñen de la corresponsabilidad, cooperacionalidad, dialogicidad, mediacionalidad, integralidad y horizontalidad como principios interventores de las acciones coformativas en cada uno los momentos que definen su esencia.