No hay una sola persona en este mundo y otros posibles, que, si tiene salud mental, no ansíe a vivir mejor. Desde los filósofos antiguos, hasta los contemporáneos, desde psicólogos, antropólogos, sociólogos, consejeros, religiosos y demás se han preguntado por el secreto para vivir feliz, para vivir mejor, para tener una vida buena, virtuosa, apacible, para llegar al estado de bienestar o simplemente librada de las penurias y de la necesidad. "Salir adelante", "estar mejor" son frases que hemos acuñado en el vocabulario coloquial para expresar eso que hipotéticamente nos haría sentir mejor, que nos haría sentirnos realizados, exitosos, orgullosos o simplemente tranquilos. No es un secreto que el logro de esto no ha sido un bien universal. Se han estudiado las posibilidades y las constricciones para este estado de bienestar desde muchas disciplinas, desde diversas perspectivas metodológicas y teóricas. Nuestra reflexión presente, es, como averiguará el lector, uno de los abordajesmás humildes y que trata de rescatar dos preguntas principales ¿hay posibilidades de vivir mejor?, ¿qué ponen en práctica las personas para este "vivir mejor"?