Hace dos milenios, la Historia convertida en arca, intentó salvar una parte de los protagonistas del pasado, para resguardarlos. Viendo que en sus páginas cabían unos pocos, quedando a la deriva los sectores populares, la metáfora se ajusta bastante bien. La comparación pierde fuerza cuando vemos que la Historia hace esfuerzos posteriores para salvar del olvido otros protagonistas, principalmente desde mediados del siglo XX. Los últimos en subir fueron los indígenas americanos, abandonados por su condición ágrafa o acaso porque ellos ya tenían su propia historia que se mezclaba con el viento de la oralidad. Vivían en los márgenes de territorios de países nuevos, pero su presencia y la preservación milenaria de los recursos que los rodeaban, los convertía en una pieza importante de un puzzle mayor. Junto a la Arqueología, la Etnohistoria, aprovechando una coyuntura favorable, hizo mucho para rescatarlos del olvido. No eran náufragos ni tan siquiera polizones; eran simplemente personas que había quedado fuera de la Historia que pujaba para perder esa vieja forma de barca para unos pocos.