Al aprovechar los algoritmos de IA, los dispositivos IoT pueden recopilar grandes cantidades de datos de sus entornos en tiempo real, analizando tendencias y patrones para apoyar la toma de decisiones informadas. Por ejemplo, en la fabricación inteligente, los sensores IoT supervisan el rendimiento de los equipos, mientras que la IA analiza estos datos para predecir posibles fallos y optimizar los programas de mantenimiento, reduciendo en última instancia el tiempo de inactividad y los costes operativos. El enfoque KSK se estudia para agricultura, aplicaciones médicas y robótica.
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