Muchos procesos que ocurren en el suelo están influidos por la porosidad. Para predecir estos procesos no basta con conocer la proporción de espacio poroso, además es necesario conocer cómo se distribuyen los poros, qué forma y tamaño tienen, cómo son de tortuosos, cómo se conectan o cómo están orientados. Muchas de estas propiedades no se pueden medir con métodos clásicos, y las que se pueden medir, o bien son con técnicas destructivas o bien, parten de simplificaciones, que pueden alejarse de la realidad. La tomografía y el análisis de imágenes son técnicas que consiguen realizar las medidas anteriores para volúmenes de suelo. La tomografía consigue, adquirir información del interior de una muestra de suelo al medir la atenuación de los rayos X que atraviesan la muestra, y en segundo lugar consigue generar imágenes del interior del volumen de suelo que dan lugar a la representación 3D. Con el análisis de imagen se procesan los datos y se obtienen valores de las características geométricas. Una serie de herramientas y métodos matemáticos se utilizan para cuantificar estas características del espacio poroso, un espacio difícil de describir debido a la irregularidad de sus formas.