"En los últimos días de agosto del 67, o quizás en los primeros de septiembre, estuve en Washington, visité la National Gallery y, nada más entrar en la sala española, un cuadro de Goya que allí está, y que tengo fotografiado, me dio la respuesta. Inmediatamente, allí mismo, recordé las islas volantes de Swift y también el palacio de aquella comedia de Calderón que se traslada en el aire". Gonzalo Torrente Ballester