La invisibilización reiterada de la tortura física y psicológica en las situaciones de violaciones de derechos humanos enmarcadas en la violencia sociopolítica en Colombia, ocurre en el ámbito jurídico y social. En el primero por su escasa investigación y judicialización, en el segundo porque se desestiman las acciones de tortura psicológica, tipificándose simplemente como malos tratos o tratos crueles, reflejando una cultura que ha sido conducida a elevar sus límites de tolerancia a la violencia y vulneración de derechos fundamentales. Situaremos el debate acerca de la respuesta que merecen las víctimas de tortura psicológica, y en ese plano sostendremos que es necesario que el Estado implemente sistemáticamente el acompañamiento psicosocial integral y holístico, actualmente realizado por organizaciones no gubernamentales sin apoyo del Estado colombiano. Esto en la procura de una herramienta clave para la reparación integral de las violaciones a los derechos humanos en casos de tortura psicológica, al tiempo que se promueve la construcción de una cultura de respeto hacia los derechos humanos en Colombia.