La contaminación del suelo y agua ha venido en aumento como resultado de la explotación, refinación, distribución y almacenamiento de petróleo crudo y sus derivados. Hasta el año 2004, el volumen de derrames accidentales de petróleo y sus derivados fue calculado en 1.5 millones de toneladas por año, afectando suelo, agua y atmósfera (SEMARNAT, 2004 citado por Ferrera et al. 2006). Los cuales son peligrosos para la biota, el hombre y el deterioro ambiental en general. En el suelo se producen diversas reacciones que determinarán su velocidad y tiempo de resistencia relacionadas con su ciclo biogeoquímico.