Necia y sutil persistencia en el entramado social de Sonora, en México, esta obra ofrece una interpretación conmovedora sobre la historia de los pueblos ópatas. Alguna vez el grupo más numeroso integrado al imperio español en el noroeste del Virreinato, sus rastros se pierden hacia principios del siglo XX en los registros oficiales de los grupos indígenas. Apegada a las pocas evidencias que se encuentran de los ópatas alrededor del 1900, y hasta mediados del siglo, la investigación que da vida a este trabajo es fruto del rigor metodológico, de la recuperación de los estudios recientes sobre el tema de las transformaciones culturales y, sobre todo, del impulso a seguir la huella de unos pueblos que quizá no han desaparecido del todo.