En la primera sección, el autor deduce que si la evolución biológica no se toma en serio en lo que respecta a las (des)fortunas genéticas humanas, los desafíos que los humanos religiosos tienen en sus experiencias relevantes en su vida vivida, no tendrán los supuestos o incluso los "mejores" resultados evolutivos para los humanos religiosos, así como para los humanos en general. En la segunda sección de este guión el autor contempla que la conciencia religiosa de cualquier Homo sapiente y con ella su entidad trascendente, tiene que adherirse a su voz interior intuitiva en el reconocimiento de que definitivamente hay lugar para un Dios deísta. Sin embargo, subraya el punto de que los teólogos, especialmente los teólogos cristianos deben, precisamente por esta razón, pensar seriamente en la evolución per se y en la evolución de hecho que las ideas de una entidad metafísica divina deben ser entretenidas dentro de un hecho empírico de las ciencias naturales.Este libro ha sido traducido por la Inteligencia Artificial.