El diseño, desarrollo y evaluación de estrategias lúdicas, artísticas, estéticas y académicas debe ser la constante en los contextos educativos que pretenden cerrar brechas entre teoría y práctica, que buscan convertir falencias en fortalezas y que perciben a la escuela no como un espacio de adoctrinamiento, sino, como un nicho para la convivencia donde el otro y yo formamos un nosotros que busca trascender y transformar realidades.