A mí amado Padre Celestial porque toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de su trono a nuestras vidas, poniendo en nosotros el querer como el hacer por su buena voluntad. A mí estimado amigo y hermano Guillermo por su paciencia, guianza y sabia consejería durante la confección de este poemario.A mí querido amigo y hermano Ariel por orientarme en el mundo de las letras y compartir conmigo todo su conocimiento al respecto.