Tiempo y espacio, maravilloso escenario donde los acontecimientos que se suceden en el universo, insuflados por la eterna energía, impulsan a seres y cosas para que el interminable cambio produzca la magia de la vida. En un lejano lugar de tan basta dimensión nacen los sueños, allí la divinidad construye seres de especial tramado celular, llamados poetas; estos personajes se desenvuelven entre los humanos ofreciéndoles su particular lenguaje y su fascinante lógica, construyendo a través de la palabra imágenes que desbordan la inteligencia. Enrique Rodríguez a través de su pluma explora lo divino y lo amado, lo divino porque agradece al creador en sus poemas todo el disfrute que le ha otorgado en la vida y a lo amado, porque en vapores del romanticismo le escribe a la mujer de sus sueños, que galopa en su corazón.