No cabe duda de que la tecnología ha tenido un tremendo impacto en el mundo empresarial. En muchos sentidos, permite a una organización obtener y mantener una ventaja competitiva. Un acceso más rápido a la información actualizada permite una toma de decisiones más rápida. El correo electrónico, las videoconferencias y los ordenadores de mano permiten una comunicación más rápida y una mayor rapidez en la resolución de problemas. Los ordenadores, el fax tienen que asimilar esa información y tomar decisiones. Según un artículo de Paul Rogers, las máquinas y las conferencias telefónicas permiten a las organizaciones emplear a personas altamente cualificadas, sin tener en cuenta la demografía. Sin embargo, la tecnología no está exenta de inconvenientes. La rapidez en la toma de decisiones va acompañada de una mayor frecuencia de errores. La calidad puede verse afectada por ello. Junto con la comunicación rápida, viene la pérdida de tiempo libre. Si un directivo está siempre accesible, su vida personal se verá afectada. Además, aumenta el estrés por estar constantemente bajo presión. Esto puede llevar a un aumento de los problemas de salud. Aunque el teletrabajo tiene una ventaja real, puede conducir a una falta de lealtad organizativa tanto para el empresario como para el empleado. Una rotación más rápida de los empleados puede causar discontinuidad en una organización
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