A diferencia de otras realidades latinoamericanas, donde los movimientos sociales encarnan los clivajes del vínculo entre lo político y lo social, dándole voz a las demandas de género, religiosas, étnicas, ambientales, sectoriales, en Chile, desde los años 30, la forma en que se expresó ese vínculo fue casi exclusivamente a través del sistema partidario. Sin embargo, en la etapa democratizadora, a partir de las movilizaciones lideradas por los estudiantes en 2006, y fundamentalmente en 2011, se observa una crisis en la forma tradicional de construcción de identidades políticas. En este contexto, este libro indaga sobre las movilizaciones protagonizadas por los estudiantes con el objetivo de analizar el complejo campo de interacciones establecidos entre este actor social y el gobierno nacional durante el período 2006-2013. Asimismo, se abrirán interrogantes de cara al futuro de la política chilena, ya que un movimiento de este alcance da cuenta de la necesidad de repensar la relación con el Estado, su institucionalidad y los partidos políticos.