El neo-nazismo fue más extenso en Europa y en los Estados Unidos durante los años 90. La apariencia militante, el apoyo a la violencia y los gestos nazis los hicieron representantes de las peores cualidades imaginables para la gente fuera de su grupo. Tras las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, era difícil entender por qué los jóvenes se unieron a este movimiento. En Noruega, los neonazis, sin embargo, destacaron los contrastes con el nazismo de la Segunda Guerra Mundial. Su subcultura era un bricolaje que consistía en elementos con connotaciones contrastantes. Los símbolos y gestos fascistas se combinaban con la rebelión. La subcultura era similar al nazismo en el sentido de que la agresión se dirige a grupos étnicos y políticos específicos, pero se diferenciaba del nazismo en su actitud de oposición a la autoridad y en la forma en que sus miembros consideran el papel de un líder. Al igual que los nazis en la Segunda Guerra Mundial, los cabezas rapadas neonazis dividen el mundo rígidamente según "nosotros y ellos". En este libro, Fangen analiza la subcultura neonazi noruega, basándose en su trabajo de campo y en entrevistas realizadas durante los años 90. El marco analítico se basa en el análisis cultural y la teoría de la modernización.
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