En los últimos tiempos, en el campo empresarial lucrativo se viene hablando de la responsabilidad social empresaria y se conocen numerosos trabajos que dan cuenta de la preocupación que tienen las empresas, principalmente las multinacionales, sobre la manera en que sus actividades impactan en la salud, la calidad de vida de las personas y el medio ambiente. El movimiento cooperativo, hace por lo menos tres décadas, también encaró el problema pero desde el punto de vista del mayor o menor cumplimiento de los principios cooperativos que, debemos recordar, están vinculados a la ética entre los asociados y al compromiso con la comunidad. A esa búsqueda destinada a corroborar si las distintas organizaciones cumplían o no con los principios aprobados por la Alianza Cooperativa Internacional se la conoce como balance social cooperativo que, en nuestro país se ha dado en llamar, también, evaluación social cooperativa con el objetivo de diferenciarlo del balance económico.