Los contaminantes metálicos pesados se liberan en los ríos, los suelos y la atmósfera debido al desarrollo de la agroindustria y la metalurgia, así como de los fertilizantes y pesticidas. No son biodegradables y pueden acumularse en los sistemas vivos, contaminando la cadena alimentaria. Las soluciones físicas y químicas de limpieza de metales pesados son caras y perjudiciales para la ecología circundante. Debido a la capacidad demostrada de los microbios, especialmente las bacterias, para secuestrar y convertir los contaminantes, la biorremediación microbiana ha surgido como una técnica viable para reducir los metales pesados en el medio ambiente. Los microbios han desarrollado varias técnicas de biorremediación. Estos procesos son distintos en cuanto a sus requisitos y beneficios, y su eficacia viene determinada por el tipo de microbio y las toxinas implicadas. Los microbios pueden utilizarse ampliamente para producir nanopartículas debido a su facilidad de manipulación y procesamiento, la necesidad de un medio de bajo coste, el escalado sencillo y la viabilidad económica, con capacidad para adsorber y reducir iones metálicos en nanopartículas mediante procesos metabólicos. El uso de recursos renovables para la reducción de metales y la biosíntesis de nanopartículas proporciona una técnica limpia, no tóxica y sostenible.
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