Este ensayo analiza el hilo conductor que va de Pierre Hadot a Francois Jullien, pasando por Michel Foucault, y que se sostiene en el papel de la filosofía como transformador de sí para alcanzar una vida verdadera. Hadot y Foucault buscan referentes en las escuelas antiguas grecoromanas, mientras François Jullien lo hace en la sabiduría tradicional china. Pero es en todos los casos una búsqueda del pasado para volver al presente y así actualizar este diálogo con los antiguos. Pierre Hadot hablará de la filosofía como ejercicio espiritual, Michel Foucault como del cuidado de sí y François Jullien como el aprendizaje del vivir existiendo. La continuidad está en esta voluntad de hacer de la filosofía un instrumento para construirse como sujeto ético, cuyo resultado es otro modo de vida, una vida verdadera.