Rafael López de Haro fue notario de Blanca desde el año 1902 hasta 1905. De hecho, en 1902 fue el notario más joven de España. Después vivió en otras ciudades como Valdepeñas (Pontevedra), Zaragoza, Barcelona y finalmente Madrid, pero nunca pudo olvidar los años que estuvo en Blanca, un lugar paradisíaco. Escribió muchísimas obras durante toda su vida, y gracias a ellas nos enteramos sobre cómo era la vida diaria de Blanca. Por ejemplo, nos hace saber que en aquellos años aún se cultivaban las peras: Yo no sabía de Blanca, sino que allí se crían naranjos y frutales: "agrio y frutales" se dice en los títulos de propiedad. En una frutería de la calle de peligros veía con frecuencia un marbete anunciando "peras de Blanca" sobre el montón fragante de una especie de pomas de forma alargada, amarillas con rubores de carmín. En otro momento nos habla de la flor de azahar, un producto muy solicitado por los fabricantes de colonia y que los alemanes llamaban "Eau de Cologne": Durante la floración de los naranjos las huertas se vestían de blanco, tendidos en el suelo lienzos en qué recoger los pétalos de azahar. Algunos huertanos habían conseguido tener naranjos en flor todo el tiempo; cómo convencían a los árboles de que siempre estábamos en abril era un secreto suyo. El azahar de millares de novias, de Blanca procedía. Las flores eran preparadas de tal modo que llegaban a cualquier parte- y no existían aeroplanos- como si las acabaran de cortar. ¡Qué bien se vivía en Blanca! En una de sus novelas, "Doña Rosario", el nombre de Blanca es Almoraña y el protagonista es el ingeniero que dirigió las obras de la central eléctrica. Pero no te diremos nada más. Ahora es el lector quien, con la novela Rosario (¿nombre prestado de la Virgen del Rosario?), puede dar a su imaginación la oportunidad de conocer la vida en Blanca alrededor del año 1900.
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