La consideración que hace Marcuse sobre la dimensión estética del hombre en la que Eros y Tánatos lo enajenan de la realidad para sacarlo de la sublimación represiva y llevarlo hacia la sublimación gratificante liberadora. No se trata aquí de vislumbrar el arte solo como un problema enmarcado en la filosofía estética sino también en la teoría crítica social a partir de una singular interpretación freudiana, en tal sentido el problema se sitúa en la estética-social, es decir en la estética dimensionada a la solución de los problemas sociopolíticos a los que se enfrenta el individuo sublimado, el individuo que requiere acceder a un estado de belleza y libertad. La acción liberadora, desublimada, del arte, va a repercutir directamente en la liberación de la conciencia, en la liberación del Ser.
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