El microrrelato como manifestación transnacional de las literaturas latinoamericanas, surge como apertura a una noción epistemológica posmoderna, que en Latinoamérica es el resultado de la globalización cultural, trayendo consigo la descomposición de los grandes relatos. Con escenarios urbanos como cronotopo, la reflexión metaliteraria se junta con la relectura reificante y paródica de las monumentales obras de tipo moderno. El microgénero literario obedece -ironizando- a requerimientos mercantiles, a la brevedad y a la inmediatez de un mundo globalizado, que como el género cuentístico es parodiado. El microrrelato deriva de una proyección genérica que junto con el trasfondo social de la ciudad latinoamericana en estado de tránsito, intenta asimilar la convergencia de estratificaciones culturales, medios de comunicación tecnológicos y producciones artísticas eclécticas, dando una respuesta que ironiza la tendencia del sujeto contemporáneo a consumir innumerable información en corto tiempo. El hecho de que este género literario sea de carácter multinominal, evidencia la crisis en la que nace y se desenvuelve, en medio de una ilusoria y radical distancia entre lo culto y lo popular.