Las heridas pueden ser abiertas, con la piel rota y el tejido corporal expuesto, o cerradas, cuando hay daños en el tejido bajo la piel intacta. Las heridas cerradas suelen estar causadas por traumatismos contusos y, aunque el tejido lesionado no está expuesto, puede haber hemorragias y daños en el músculo subyacente, los órganos internos y los huesos. En este libro, contamos con cuatro capítulos para describir de forma exhaustiva el diagnóstico y el tratamiento de las heridas basándonos en los consejos de diversos apósitos y métodos quirúrgicos (que incluyen: introducción, Clasificación general de los tipos de apósitos, Tipos de heridas quirúrgicas, Relación entre la probabilidad de infección y la magnitud de la cirugía). Los síntomas más comunes de las heridas son dolor, hinchazón y hemorragia. Según la localización y el tipo de herida, algunas dolerán, sangrarán y se hincharán más que otras. Las heridas leves, como cortes, rasguños, moratones y arañazos, son muy frecuentes y no suelen requerir atención médica; pero algunas, incluidas las infectadas, requieren tratamiento para preservar la función y evitar complicaciones. Los signos de una herida infectada incluyen dolor, enrojecimiento, supuración y pus en la herida.
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