Este texto adquiere relevancia si enfocamos nuestra mirada en la importancia, jerarquía, trascendencia y modos operacionales que actualmente las universidades prestan a la comunicación: de tendencia mediática, perfil político, plagada de indiferencias hacia la riqueza de la vida académica. Las que han creado áreas dedicadas a la CI, aplican fórmulas tradicionales en su concepción y en su gestión. Aunque esto no es motivo de debate aquí, es un hecho concreto y verificable. Si bien está focalizado en una universidad en particular, la Universidad Nacional de Río Cuarto, muestra cómo es posible configurar un área de trabajo basada en nuevas y superadoras propuestas organizacionales, en planificar y gestionar procesos convergentes con valores, principios, no exentos de ética, estética y belleza con los cuales los comunicadores institucionales podemos contribuir a construir una universidad más acogedora para todos los que la integran y la sociedad que la sostiene. Así el trabajo de la comunicación se vuelve gozoso cuando nos atrevemos a dejarnos llevar a la profundidad del compromiso, del hacer coordinando conductas e ir al encuentro del otro, con el propósito de "entreayudarnos".