Las ganancias de eficiencia en las cadenas productivas sólo fueron posibles gracias al emprendimiento y la gestión de los productores rurales, que adoptaron las más modernas tecnologías disponibles para la ciencia. Entre ellas, se destacan: la labranza, la fertilización y la corrección de suelos, las técnicas de manejo integrado de plantas invasoras, enfermedades y plagas de insectos y la creciente adopción de semillas mejoradas con alta capacidad productiva. Se observa que los híbridos simples de maíz pasaron a dominar el mercado de las semillas incorporadas en las tecnologías y las semillas son más fácilmente adoptadas por los productores. Las ganancias de productividad en la agricultura son satisfactorias con el uso de plantas genéticamente modificadas y la dependencia de la aplicación de insecticidas en los cultivos se hace menor con el paso de los años. Las consecuencias del desarrollo y la comercialización del maíz modificado genéticamente (MG) han sido profundas, y en 2011 la superficie plantada en los Estados Unidos de América (EE.UU.) con al menos un rasgo MG correspondía a más del 88% de la superficie total.