Partiendo de la teoría de la renta del suelo urbano, explicamos la configuración desequilibrada de la estructura urbana de la Ciudad de México, en detrimento incluso de su calidad de vida. Basándonos en que el uso de los terrenos es quien condiciona su valor, y que esos valores diferencian la estructura urbana, examinamos lo que respalda tal jerarquización del espacio de acuerdo a los beneficios esperados. Advertimos que la explicación de los usos del suelo tiene raíces en la estructura y funcionamiento de la economía, así como en las fuerzas externas que la afectan, subrayando la necesidad de reflexionar sobre dejar en manos de dicho mercado la distribución de las actividades sobre el territorio, o regularla administrativamente. Finalmente revelamos que las necesidades internacionales y de la reducida esfera socio-económica local determinan la demanda de suelo productivo, exigiendo la mercantilización del espacio con el objetivo de ampliar la oferta de emplazamientos en función de las necesidades de mercado. Mostrando una planeación urbana cautiva de sus exigencias económicas que deja en manos del mercado la organización territorial y renuncia regular las inequidades causadas.