La agricultura se ve limitada por condiciones naturales y por la falta de recursos tecnológicos que son determinantes para su incremento y desarrollo. No obstante existen agricultores que tienen la capacidad económica para obtener y mantener sus producciones con base en la experiencia de prueba y error, la cual en la mayoría de los casos eleva los costos de producción sin lograr un aprovechamiento efectivo de los insumos o en su defecto sin obtener el óptimo económico de lo invertido en los cultivos. Una función de producción aplicada a la agricultura permite un mayor conocimiento de la contribución que tienen los insumos de la producción, específicamente la dosis de fertilización empleada y como afecta esta la relación inversión-beneficio que se obtendrá en campo. Otra aplicación de esta función de producción está relacionada con la implantación de políticas de ajuste estructural en las formas tradicionales de fertilización que persigue en la mayoría de los casos el máximo rendimiento por hectárea, dejando de lado los altos costos en que se incurre y la contaminación que provoca al ambiente.