La escuela de hace unos años y la actual siempre ha reflejado la situación social en la que nos hemos encontrado, percibiendo como en sus aulas existe un carácter multicultural y curricular muy diverso. En su reflejo, como docentes podemos encontrarnos con dificultades para conseguir dar una respuesta de éxito educativo si pensamos que nuestros estudiantes solo se enriquecen si trabajan por separado. Por este motivo, metodologías como el aprendizaje cooperativo permiten desarrollar mejores resultados académicos, sociales y afectivos cuando un problema se afronta con capacidad de consenso y argumento entre varios miembros. Con todo ello, se trata de desarrollar y analizar críticamente los planteamientos y las estrategias cooperativas, llevado a cabo en diversos ciclos de investigación-acción entre las maestras y el investigador, para determinar si se integran prácticas de educación inclusiva, de educación en valores y el éxito en aulas multigrado. A partir de aquí, el diálogo se convierte en la mejor herramienta de formación y aprendizaje para resolver los distintos problemas encontrados, siendo la perspectiva dialógica la base pedagógica de todo el entramado a investigar.