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El agua afecta a todos los procesos fisiológicos que ocurren en la planta, como la absorción radicular, el transporte de nutrientes, la termorregulación y la hidratación, esenciales para mantener la estructura y la actividad celular de la planta (TAIZ; ZEIGER, 2009). Las condiciones agrometeorológicas interfieren directamente en la elección de los cultivos que se producirán en una determinada región, el momento de la siembra, el uso de agroquímicos, las prácticas de manejo y el riego. Los estudios que identifican y predicen los períodos de sequía, lluvias intensas, viento y heladas contribuyen a la planificación y manejo de los cultivos, con el objetivo de obtener el mejor ingreso neto (PATHMESWARAN et al. 2018; WIRÉHN, 2018; SANTI et al., 2018; DE SOUSA; DE OLIVEIRA, 2018; DE SOUZA et al., 2018; TAYT'SOHN et al., 2018; AGOVINO et al., 2019). El cultivo de soja es la principal actividad agrícola en Brasil y en el estado de Paraná, sur de Brasil. Se cultiva en la temporada Primavera-Verano, entre los meses de septiembre y marzo, utilizando cultivares precoces, para permitir un cultivo de segunda temporada de maíz. La variabilidad de las precipitaciones y el déficit hídrico es la principal causa de pérdida de rendimiento de la soja (FARIAS et al., 1997; PEDERSEN; LAUER, 2004; STÜLP et al., 2010; ALVARES et al., 2013; GARCIA et al., 2018).