El voluntariado tiene sus raíces en los buenos principios que ha cultivado la humanidad, de acuerdo a su creencia, religión y ambiente social, entre otras variables que influyen en la acción voluntaria de los individuos. El verdadero voluntariado se encuentra dentro de la acción coordinada de una organización, tiene que ser sostenible en el tiempo, e, independientemente de las diferentes visiones que se tienen de él, tiene ciertas características que clarifican su concepto, como, por ejemplo, la solidaridad, el altruismo, la libertad y la acción organizada.