Este texto se ocupa de discutir cómo alcanzar una sociedad democrática y no violenta. Las emociones son el centro del análisis en el sentido de que un/a ciudadano/a debe alcanzar la felicidad y para ello no debe sentir vergüenza o humillación. Se discute la situación en las escuelas secundarias donde se empiezan a percibir los conflictos más fuertes. La discriminación entre los más jóvenes y la falta de reconocimiento del problema por parte de las autoridades educativas, llevan a un callejón sin salida en muchos casos. Parecería que una buena propuesta sería la de trabajar en la transmisión de valores ciudadanos que llevarán al reconocimiento del otro, al respeto a la diferencia de opinión y la libertad de pensamiento. En sociedades tan conflictivas como la argentina, que ha salido de un fuerte autoritarismo, está todo por hacerse.