La evolución tecnológica alcanzada en la segunda década del siglo XXI y sus aplicaciones plantean nuevos desafíos a los medios de comunicación y a la forma en que se relacionan con sus audiencias. El poder de la televisión aparentaba ser hegemónico hasta hace bien poco, pero las últimas generaciones de telefonía móvil y la evolución general del mercado audiovisual suponen una clara amenaza para el modelo de negocio tradicional. Se abren tantas expectativas al video bajo demanda como al acceso a contenidos de pago, lo cual genera voluminosas expectativas de negocio. Las directivas europeas, por su parte, se orientan ahora hacia el fomento del libre mercado en materia de comunicaciones y hacia la protección de modelos de negocio que generen valor añadido. En este escenario, los medios públicos de comunicación se ven obligados a redefinir su modelo y a enmarcar de nuevo el espacio y los medios en los que se justifique su misión de servicio público.