La figura de Galileo Galilei es un paradigma de la historia de la ciencia moderna. Galileo no fue un mártir. Le dijo a los inquisidores lo que ellos querían escuchar. Su ética destaca tanto como sus logros científicos. La existencia pura y simple se experimenta en el cuerpo. El héroe romántico triunfa en un idílico paraíso. El hombre real vive su angustia, acechado por el tiempo y por los verdugos. En cualquier entramado social el asceta inmaculado, sin contradicciones, es casi un espectro. Una visión tecnocrática de la ciencia, donde el conocimiento es valorado solamente bajo una óptica mercantilista, no necesita mostrar los aspectos humanos de la ciencia, su trasfondo ideológico, la puja de intereses y las disputas éticas implícitas en las investigaciones. Analizar la histórica vida de Galileo, es una invitación a pensar el presente.