Marco Barrientos nos invita a recibir el viento y el fuego de Dios. El nos explica, en forma sencilla y reveladora al mismo tiempo, que estos son elementos que representan la manifestación del Espíritu Santo en este tiempo en la iglesia. El viento tiene que ver con el refrigerio de Dios, pero también impulsa y empuja. El viento se relaciona con la inspiración, la creatividad, y todas aquellas cosas que el Señor quire lograr a través de la vida de una persona. El fuego es el elemento que limpia y purifica, pero a la vez transforma y derrite. El fuego trae pureza al fundir los metales y hace aleaciones poderosas.
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