Paco acude al gimnasio tres horas todos los días, continuamente va más de una vez al día, practica ejercicios con pesas y caminata, adicionalmente vigila cuidadosamente su dieta y toma esteroides anabólicos androgénicos para aumentar su masa muscular. Sabe de los daños colaterales que le pueden causar, pero está consciente de que son a muy largo plazo, en lo inmediato en el gimnasio vive su infierno: tiene una imagen corporal de sí mismo distorsionada y una obsesión-compulsión por lograr la figura ideal. Piensa en ello de manera constante y vive su vida alrededor de este objetivo. Es presa de uno de los ángulos de expresión de la masculinidad hegemónica, en la era en que frente a una industria de los alimentos poderosa, ha surgido una epidemia de obesidad, que se desarrolla a la par de formas masculinas y femeninas situadas fuera de ella, pero de una manera que también daña . Paco es víctima de una patología, recientemente identificada, llamada vigorexia.