Hablar sobre violencia es muy difícil en cualquier país del mundo. En Venezuela, recientemente vivimos varios meses de un enfrentamiento de "ciudadanos contra ciudadanos", "gobierno contra oposición", "hermanos contra hermanos", "padres contra hijos", por razones de índole política, intolerancia, una inflación desbordada, falta de diálogo nacional. El resultado fue más de un centenar de muertos (sobre todo jóvenes), daños a la propiedad pública y más aún, una profunda división ideológica entre poco más de treinta millones de personas que tratamos de "convivir" en este país, lo cual enmarca la polarización o división, que caracteriza nuestro día a día. Aunado a todo lo anterior, el sicariato, los secuestros en sus distintas modalidades, las violaciones, los atracos, robos a la propiedad privada, son delitos con una "inusual" carga de "agresividad desmedida", lo cual es difícil de entender por qué? tal grado de "maldad", "irracionalidad", "falta de respeto por la dignidad humana", lo que contradice los valores más claros de "civismo" y "humanidad" que todavía imperan en cada uno de las personas que a diario luchan por sacar a Venezuela adelante, con esfuerzo, trabajo y amor patrio.