Recorren por el camino, las historias de todos nosotros, migrantes metafóricos en ésta vida. Pero también, las de quiénes enfrentan en cuerpo y alma los solitarios senderos, el óxido de los ferrocarriles y algunas veces, la muerte anónima por alcanzar un sueño; la felicidad. La migración se está convirtiendo en el Éxodo de nuestro tiempo, cada día más personas viajan desde Centroamérica a través de México para alcanzar la frontera con los Estados Unidos. En el camino, hombres, mujeres y niños; se enfrentan a la crueldad del crimen organizado, quienes secuestran, matan y destruyen toda dignidad. Los gobiernos de los Estados Americanos permanecen indiferentes ante el flujo migratorio, sin darse cuenta que los próximos conflictos mundiales estarán influenciados en gran medida por éste fenómeno, porque cuando el ser humano tiene hambre, física y emocionalmente, es capaz de cualquier cosa. La falta de oportunidades para el desarrollo y de esperanza obliga a miles de familias a fracturarse, para buscar un vida mejor "del otro lado", enfrentándose a la separación, la discriminación, la distancia y el olvido.