Lo llamaban «Manos de Piedra» y fue uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos. Ahora, por primera vez, Roberto Durán cuenta su increíble historia: desde las calles de Panamá a ser coronado como uno de los «cuatro reyes» junto con Hearns, Leonard y Hagler, a medida que fue abriéndose camino en la era dorada del boxeo. Nacido en la pobreza extrema y casi incapaz de leer o escribir, muy pronto Durán se dio cuenta de que sus puños podían protegerlo en las calles y ayudarlo a poner comida en la mesa. Su reputación se estableció el día que, por una apuesta, derribó un caballo con un solo golpe. A los veintiún años ganó su primer título mundial contra Ken Buchanan en el Madison Square Garden. En ese momento nació la leyenda de Manos de Piedra, pero su momento más glorioso aún estaba por venir. En 1980 Durán protagonizó una de las grandes sorpresas de la historia del boxeo al derrotar al previamente imbatible Sugar Ray Leonard. Pero mayor fama trajo mayores distracciones y el andar de fiesta constantemente tuvo su efecto antes de que las dos superestrellas se volvieran a encontrar. Esta vez, y por primera vez en su vida, enfrentó a la debacle de la revancha que entró a formar parte del folclore deportivo y la verdad detrás del momento en el que se le escuchó pronunciar dos palabras infames: «No más». Las explosivas actuaciones de Durán fueron de la mano con su volatilidad fuera del ring. Pasó de vivir como la realeza a caer en bancarrota y, después de haber sido desestimado por el mundo del boxeo, tuvo un retorno sangriento y legendario que marcó el final de su carrera y le trajo por fin la redención tan anhelada. Vino de la nada y cambió el mundo. Yo soy Durán es la autobiografía de una de las leyendas más emblemáticas del boxeo.
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