Durante la época de Zulfiqar Ali Bhutto, los nuevos caprichos de la clase media, como la política radical y las posturas revolucionarias, conectaron con las vibraciones callejeras del entorno de la clase trabajadora pro-Bhutto. En el contexto de Sindh y Punjab, la "cultura de los santuarios" rural y semiurbana. Consideraban el sufismo y la cultura de los santuarios como una forma de establecer un vínculo social, cultural y político con los "oprimidos" y los desposeídos. Este último grupo trajo consigo la música, la emotividad y el sentido de lealtad devocional de la cultura de los santuarios y potenció las industrias cinematográficas y los clubes. La síntesis cultural que surgió de esta fusión de ideas fue una de las principales razones por las que la imagen de Bhutto dio un gran salto y sus partidarios lo percibieron como la encarnación de un santo sufí moderno.
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